Nadie me ha dicho la verdad,
que la soledad es gran enemiga
y que el pasado es lastimosa herida.
Pero si el porvenir no es tan cariñoso,
entonces bienaventurado el que ya no lo vive,
verdad que no hay ser más dichoso.
Nadie me ha dado esa luz prodigiosa,
de azules y dorados atardeceres,
donde la nostalgia se duerme dichosa.
Es todo en vano, paso y retorno,
ni la compañía más honorable ¿O acaso venerable?,
de una biografía de multiplicado trastorno.
Nadie, ¿O será el nada lo que importa?,
¡Mas será el conjunto quien gratifica!,
del filo plateado que hundiéndome exhorta.
Nadie, nada o alguien o nada...
CLAUDIA
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