Poesía del taller

Muchos días se fueron, tan rápido como la vida,
tan lentamente como la agonía de un amor,
del suave y ondulado cabello con sabores dulces,
amargos de perder sus ojos y la oscuridad,
que viene a ratos, mas largos que cortos.

Se olvidan en un horizonte gris que despierta,
y ahora queda sencillamente lo mismo,
hermoso y fuerte pero que se desvanece ya,
vuelve a ser igual pero baja a un aroma,
en una imagen respira una promesa.

Y cae, sigue cayendo como un destello de líneas,
hasta ahí que se acerca y siente, siente suave,
porque son un desdén de caricias, prueba,
despacio, solo calla como se alcanza todo,
percibe mirando al infinito su sonido entero,
cayendo de rodillas y solo falta el silencio.

Y da calor como se siente la luz de un amanecer,
como quema la superficie de la piel tuya.